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martes, 31 de agosto de 2010

-Fic- 13 Muertos. [8]





Mi padre me contó una vez una historia cuando era muy pequeño, creo que es el único recuerdo que me queda que no me hace llorar.
Decía que volvería a nacer algún día,  y sería mas poderoso, como una luz tan potente que no puede mirarse, como un Dios... 
que sería invencible, que mi mirada podría vencer a todos los enemigos...
Él decía que era real, que yo podría evolucionar y llegar a ser mas que una persona. Que la muerte solo sería una prueba para mi, un bache. 
Nunca le creí. ¿Alguien como yo? ¿Invencible? ¿Poderoso?
No, nunca pasaría eso, nunca... 


/Narra Yakei


De todos modos, ¿por qué estaba recordando esto? ah si. 
Hablé con Getsu después de la pelea que habíamos tenido horas antes y acabó en tragedia, y por fin entendí bien las cosas. Tendría que matar, pero lo haría por el bien del progreso, ¡no podía dejarles morir a todos solo por un Dios egoísta que ha robado la magia de Getsu-Sama para hacerse poderoso! ¡No, eso nunca!
Puede que no llegue a ser un Dios nunca, que no pueda vencer a la muerte, pero si se que puedo ser fuerte y puedo ayudar al mundo a prosperar. Quizás... eso sea jugar a ser Dios ¿no? 
Alomejor mi padre se refería a esto, de todos modos, no pensaba echarme atrás.
Getsu nos dijo que posiblemente Ayome seguiría vivo después de la congelación de Nami, asi que no lo pensé dos veces. 
Ya que ahora en las primeras misiones no tendríamos un numero de personas que matar (si no que con cargarnos a los pobres chicos engañados de Kurogane era suficiente) decidí ir a tomar la revancha.
Yuki y Yu intentaron detenerme, Takeru estaba conmigo por alguna razón, y esto les hizo discutir a Yuki y a él.
Nami... Nami simplemente hacía todo lo que Getsu ordenaba y seguía sus pasos, no habló con ninguno de nosotros. Deseaba charlar con ella y conocerla, joder, mas que nada en este puto mundo.
Pero como era tan raritaaa.... joder ¿por qué las que mas buenas están suelen ser las mas raras?
Nos fuimos al castillo de Kurogane y nos colamos evitando a sus guardias. Getsu no nos acompañó porque decía que estaba seguro que podríamos encargarnos solos.
Nami andaba justo a mi lado introducida de lleno en su mundo,simplemente seguía mis pasos, no creo ni que estuviera viendo a través de sus ojos.
Yuki estaba enfadada al lado de Yu, que no aceptaba esto, y Takeru caminaba detrás de Nami y mía decidido.
Entre la oscuridad, pude oír las voces de Ayome y Aoi cerca de una fuente, me llené de poder, agarré con decisión la espada, y salí a escena. El resto me siguieron haciendo lo mismo.
-Yu... no nos ve, dispara.
-No tío, ¿y si les doy? 
-Yu... -Le miré- Esto no me gusta nada ¿vale? pero cuanto antes terminemos con esta puta mierda, antes nos iremos a casa, dios. ¡Dispara y venzamosles ya!
Yu alzó su ametralladora y disparó. Falló todas, y creo que a posta.  Ayome y Aoi se asustaron.
-¡Yakei! -Ayome sonrió-  ¡Estás bien! ¡Perdona por lo de antes tío!
Se me formó un nudo muy angustioso en la garganta... tener que matar a chicos como él.. de mi edad y tan jodidamente buenos... 
tragué saliva.
-Ayome... tenemos...
-Lo sé -sonrió dulcemente- luchemos.
Creo que se me saltaron algunas lágrimas... estaba tan decidido a atacar... a matarle... 
-No llores. - Nami me habló... la observé sorprendido, ni siquiera me había mirado ¿cómo podía haberme visto llorar? - Solo haces lo que tienes que hacer. Agarra la espada y lucha.
Se me paró el corazón por un instante, y el nudo se deshizo. Miré a Ayome, que estaba parado delante nuestra esperándome con una sonrisa. Agarré la espada, respiré varias veces y corrí hacia él.
-¡Yakei! ¡Guarda la magia para cuando sea necesario! ¡Ahora solo ataca con la espada! - Me gritó mi primo. 
- ... ¡ Ánimo ! - ¡Oh! ¡Yuki me estaba animando! parecía apoyarme al fin y al cabo.
Giré la cabeza un segundo mientras corría hacia Ayome para mirar a mi equipo. Todos me miraban con esperanzas, incluso Nami, que tenía fija la mirada en mi.
Cuando estaba tan cerca de Ayome como para oír su respiración, alcé la espada sobre su cabeza, y me detuve.
Ayome ladeó la cabeza.
-¿¡Qué haces Yake-Yake?!- preguntó Yuki desesperada- ¿¡Por qué te detienes ahora!?
-Ayome tú... -Le observé de arriba a abajo. Estaba con un pijama blanco mojado- No estás uniformado ni armado -Bajé la espada- ¿¡Estabas dejándome vencer!?
Ayome sonrió.
-¡Vaya! ¡Qué observador! -asintió- Parece que es tu deber.
-P-pero no puedes dejarte vencer asi, tío, ¡tenemos que luchar! ¡tú por ellos y yo por mi equipo! ¡No puedes dejar que te acaparen la vida de forma tan patética joder!
Entonces me di cuenta. Ayome sabía que no iba a hacerlo, que me daría cuenta de que él no podía luchar.
Me giré y mire a Nami, que volvía a tener la mirada perdida en algún lado... ¿estaba decepcionada?
-Bueeno, eso puede solucionarse- Kurogane apareció detrás de Ayome con el resto del grupo ya uniformados y armados.
Siempre que veía a ese tipo me entraban nauseas ... agh. 
-Ayome, nos encargamos mientras nosotros, ve tu mientras a cambiarte- Le dijo dulcemente Rin, y le lanzó su ropa a las manos- Tu barita está en el cuarto donde dormías esta tarde.
-¡Gracias! -Ayome salió corriendo, y Aoi se puso frente a mi, abrió con rapidez un enorme libro azul que emitió una luz muy intensa y extendió el otro brazo hacia mi.
-¡Dark Rain! -Del libro apareció un espeso humo negro asfixiante, y empezó a llover... lluvia ardiendo. 
Todo mi grupo y yo, empezamos a ahogarnos y no podíamos ver absolutamente nada. Además el roce de la lluvia en nuestra piel era insufrible.
-¡S-socorro! -Yuki se cayó al suelo.
Cuando todo se despejó, ellos ya estaban mas que preparados. Aoi estaba frente a Yu , Saroku frente a Takeru, Rin frente a Nami y Damar frente a Yuki. No entendí por que había sido asi la elección de contrincantes hasta que empezaron a luchar, ellos con ventaja, ya que se habían movido engañándonos.
Aoi atacó a Yu con el mismo ataque de antes pero dirigido expresamente a él. Cuando este intentó defenderse con fuego, la lluvia lo apagó y le dio de lleno. 
¡Agua contra fuego! ¡Eso no era justo!
Yu la miró con desprecio.
-Eso no me va a parar nena. -Saltó de forma sorprendente,se puso tras de ella y le puso la ametralladora en la espalda- No seré muy malo... -tomó aire- ¡Cañón de fuego!
Una bola de fuego azul atravesó el pecho de Aoi, dejando a esta paralizada, y a los pocos segundos, el cuerpo de Aoi empezó a calentarse hasta arder. Esta gritó muy alto y angustiosamente, corrió hasta chocarse contra un árbol y calló al suelo, donde se empezó a mover inquietamente ahogándose en sus gritos.
Yu la miró seriamente, aunque por lo que lo conozco, se que estaba muy angustiado.


Por otro lado, Nami y Rin se observaban, ambas con esa mirada sin fin... 
Rin se acercó a la oreja de Nami con lentitud, le susurró algo y sacó de algún lugar de su cuerpo dos pistolas blancas, apuntó a Nami , que estaba como impactada mirando al suelo y apretó el gatillo.
Como si de un acto reflejo se tratara, Nami puso el báculo frente a ella intentando parar los disparos de aire comprimido que venían hacia ella con un escudo de hielo, pero estos lo atravesaron y tiraron a Nami al suelo con una enorme fuerza. El poder de Rin no era muy fuerte, pero podía llegar a dañar mucho...
Nami se quedó tumbada mirando al cielo, se levantó tranquilamente como si no le hubiera dolido, agarró con firmeza el báculo, y este se convirtió en una barra de hierro. 
Nami se acercó a Rin con él e intentó golpearle salvajemente. Era increíblemente rápida y ágil, pero su rostro no cambiaba, tenía la misma expresión de seriedad en la cara de siempre.
Rin, esquivaba agilmente todas las intenciones de golpes de Nami, se agachó rápidamente cuando el báculo/barra iba a golpearle la cabeza, esquivaba hacia la izquierda o derecha según la dirección de la barra o saltaba sobre ella. 
Nami empezó a respirar con dificultad... 
Rin la miró y sonrió, y Nami se tiró al suelo de rodillas, soltando la barra y volviendo a ser báculo.
-¡Nami! -Corrí hacia ella, y me miró amenazante para que no siguiera avanzando. Me paré en seco y la miré preocupado... ¿estaría cansada... ? ¿qué le ocurría...? 
-¡Yakei! ¡Socorro!
Me giré hacia Yuki,esta lloraba viendo a Takeru estaba en el suelo mientras Saroku con frialdad seguía golpeándole agachado con unos guantes de hierro.
Damar estaba en la pared cubierto de sangre, atravesado por las cuchillas de Takeru. Supuse que al intentar atacar a Yuki, Takeru salió en su defensa. 
Me acerqué corriendo a Takeru, pero algo me retuvo por la espalda, me giré.
-Nos toca a nosotros- Ayome hizo una reverencia desprendiéndose del sombrero y volviendo a colocárselo cuando se enderezó- ¿Estás preparado?
Miré a mi al rededor preocupado y cerré los ojos. 
-Si, vamos. -Agarré la espada. Debía centrarme solo en Ayome. Evitar escuchar los gritos de angustia de Aoi, que aun seguía en el suelo, los gritos de Yuki suplicándome ayuda, o la respiración entrecortada de Nami. Miré a Ayome a sus enormes ojos rojos, me aparté el pelo de la cara y me puse en posición.
-¡Vas a morir! 
-No lo dudo... -Ayome sonrió y saltó por encima mía subiéndose al tronco de un árbol situado detrás.
Cuando me giré empezaron a caer copos de fuego sobre mi.  ¡Ayome era demasiado rápido! 
Los intenté evitar, algunos sin éxito, que me hacían arder y sentir mi cuerpo derritiéndose...
Pero no podía hundirme ahora, no podía dejar que pasara lo del otro día.
Me agaché un poco y hundí la mano en mi pecho, el calor cada vez era mas intenso.
Tomé aire con fuerza y me levanté de golpe.  
Chillé y me puse a clavar la espada con muchísima fuerza en el árbol, haciendo caer hojas y balanceándolo.
En cada uno de los golpes, un pequeño torbellino de viento subía y acababa en una descarga.
Ayome, aguantándolo, siguió saltando de rama en rama sonriendo, me enfureció.
-¡ Bájate, cobarde! -Clavé con mas fuerza de lo normal la espada, y la descarga de aire fue de tal intensidad, que el grito de Ayome pudo irse por todo el palacio. Cayó al suelo, pero se levantó con rapidez.
Estaba lleno de rasguños, aun asi, me sonrió.
-Eso ha estado bien... - Ayome dio un salto hacia atrás manteniendo una distancia considerable conmigo, pero ya había aprendido eso.
Casi todos los ataques de Ayome funcionaban a distancia, me acerqué a él lo más rápido que pude empuñando la espada. Él la esquivó con facilidad a pesar de sus daños y la agarró por el filo reteniendola. Tenía una fuerza increíble.
-¿Q-qué haces...? ¡ suéltala! ¡ademas te vas a cortar! - Casi no podía hablar, estaba agotado.
La palma de la mano de Ayome empezó a sangrar. Se acercó y acarició la espada de arriba abajo manchandola de sangre.
-Ahora...
Le miré sin entender nada.
-Ahora puedes sentirte orgulloso de haberte manchado de sangre. 
Sin casi darme cuenta, giró mi espada y me la clavó en el estomago. La sentí como una punzada intensa, pero no dolía. 
Todo se quedó negro de repente, y vi como caía sangre de mi estomago que manchaba la oscuridad absoluta.
No había nadie mas, el único ruido que escuchaba era el retumbar de las gotas de sangre contra el suelo.
Mi corazón se estaba desgarrando...
y se deshacía como pétalos de rosa junto a las gotas de sangre...
pero los pétalos no caían aleatoriamente, juntaban algo, estaban escribiendo algo...
Una N, una N perfilada con gotas de sangre...
Nami, Nami,Nami..
Su nombre retumbaba en mi cabeza.
Nami...
Nami estaba delante mía, y el mundo volvió a cobrar sentido. Me estaba mirando, desde arriba.
Yo debía estar en el suelo, y ella me observaba.
Conseguí centrar la mirada en una imagen real.
-Nami...
- No estás muerto, ahora matale a él.
¿Qué decía? no entendía nada... 
Intenté levantarme, pero me pesaba demasiado el cuerpo, asi que alcé la cabeza.
Estaban todos en el suelo sangrando... quizás... muertos, excepto ella.
-Nami.. ¿qué ha pasado? ...
-Matale. -Me agarró del brazo y me obligó a levantarme. Sentí como todo mi interior se removía.
Quería vomitar... necesitaba descansar. 
Miré mi estomago, tenía una raja enorme que no dejaba de sangrar. Mi espada estaba en el suelo tintada de sangre, al igual que las manos de Nami. ¿La habría sacado ella de mi cuerpo?
Me arrastró hasta Ayome, que estaba tirado en el suelo... le vi por primera vez sin su siempre sonrisa. Su rostro ahora desprendía terror, un terror horrible. Casi no podía respirar.
-Matale, o lo haré yo.
Me agaché como pude tambaleándome y cogí la espada. Pero no entendía que había pasado... esta vez... ¿habia vuelto a atacar Nami?
-Lo siento... Ayome.

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