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lunes, 30 de agosto de 2010

-Fic- 13 Muertos. [7]









Desperté, sentía el cuerpo terriblemente frío, como si estuviera sumergido en agua helada.
-¡Ayome-kun! -Escuché una voz femenina- ¡Estás vivo!
Abrí los ojos, y allí estaba. Aoi me miraba sonriendo... qué sonrisa tan bonita...
Pero, ¿qué había dicho? 
levanté mi cuerpo torpemente apoyándome en el respaldo de la cómoda cama donde estaba.
-¡N-no te esfuerces demasiado, tío! ¡Te acabas de descongelar!
La miré con curiosidad, y sonreí. Recordé la pelea y el final tan ''frío'' de esta.
-¡Me he descongelado! ¡Estoy vivo! -Grité alegremente.
-Si, Kurogane hizo una cosa muy rara y el hielo se derritió. Por suerte tu corazón aun latía.-El rostro de Aoi volvía a ser serio y con ese toque de mal humor tan adorable.
La observé sonriendole, y apartó la mirada molesta y ruborizada (dios que mona).
-¿Qué haces tío?
-Estabas muy preocupada por mí, ¿eh? ¡Oh! pero si tienes los ojos rojos ¿Has llorado? waaa. -Me miró realmente molesta y se levantó de la silla donde estaba frente  a mi cama.
-¡¡N-no digas tonterías!! ¡Solo estaba aquí porque Kurogane me dijo que te cuidara! -Se giró- cuando te encuentres mejor, llámanos.
Aoi se dirigió a la puerta sin mirar atrás, me levanté lo mas rápido que pude (aunque sentía que mi cuerpo se iba a caer en pedazos de un momento a otro) y le agarré de la muñeca reteniendola.
-¡No te vayas! quédate conmigo, tonta, solo era una broma.-Aoi se quedó callada sin mirarme- Dime Aoi, ¿no estás feliz de que esté bien?
Me miró de refilón, y aunque intentó ocultarlo, sonrió.
-No me importa como estés -Dijo con un tono jodidamente borde. Pero yo sabía que estaba realmente preocupada y había estado todo este tiempo a mi lado con la esperanza de verme despertar.
Le solté la muñeca.
-Oh bien, pues vete.  -Me volví a tumbar en la cama y la observé. Se giró y me miró sonriendo.
-Idiota.- Se fue.
Waaa creo que Aoi realmente me estaba empezando a gustar. Pero ¡apenas la conozco de un día! y no es para nada mi tipo, es tsundere, y siempre me han gustado las chicas dulces y femeninas. 
Pero no podía evitarlo, siempre que estaba cerca de ella, sentía unas ganas imparables de abrazarla y besarle, desde el primer momento que la vi en la cápsula.  Supongo que el primer amor llega siempre sin darnos cuenta.
Dormí unas horas hasta que pude sentir bien el cuerpo, y me levanté. Salí de la habitación con intención de buscarles, pero el pasillo que había tras esta parecía infinito. 
¿Dónde estarían?
-Eh... ¡Hey chicos! ¿¡Dónde estáis!?
Silencio.
-¿¡Alguien me escucha....!?
Silencio.
Tendría que ir a buscarles por mi mismo. Abrí cada una de las habitaciones que podía encontrar a mi al rededor. 
Parques con fuentes, habitaciones de música, atracciones, e incluso una piscina, encontré mil sorpresas en cada una de ellas, este palacio era genial. 
Cuando conseguí (tras cuarenta minutos) inspeccionar esa planta, bajé las escaleras. Allí pude ver a alguien por fin, eran Kiseki y Sai, las hermanas ayudantes de Kurogane.
-¡Oh , Ayome! -Kiseki, la mayor, se acercó a mi sonriendo y se ajustó las gafas- ¿Estás buscando a los chicos?
-Ayome-kun kawaii! -Exclamó la pequeña- Tienes carita de sueño! ¿Estás mejor?  -Se abrazó a mis piernas.
-¡Chicas! -Las abracé con fuerza. Cuando Kurogane nos las presentó, apenas pude hablar con ellas diez minutos- Si, estoy buscando a los demás.
-Ven con nosotras - Kiseki me tendió la mano- están en el jardín.
Agarré su mano, y felizmente me condujeron hasta el precioso jardín trasero. Estaba lleno de rosas de distintos colores y mariposas que volaban por el cielo despejado y lleno de nubes. 
Cuando dejé de observar fascinado el paisaje, miré al frente y ... bueno, allí estaban todos.
Kurogane, tumbado en una hamaca y rodeado de chicas en biquini, me sonrió con un cóctel en la mano y me miró bajándose las gafas de sol hasta poco mas de la nariz.
Rin estaba tumbada a la sombra de una sombrilla leyendo una revista tranquilamente. Damar nadaba en una enorme piscina, donde Aoi tomaba el sol en un colchón hinchable.
Saroku llevaba un jersey y un pantalón negros... y leía un enorme libro cerca de la piscina, me pregunto si no estaba muriendo de calor.
Rin me miró.
-¡Ayome! ¡estás bien! -Se levantó y se acerco a mi con tranquilidad. Era una chica tranquila y agradable, no me molestaba nada de ella por ahora. Y no quiero parecer pervertido, pero no pude evitar mirarla de arriba a abajo ya que estaba en biquini (¡lo siento...!). Estaba realmente delgada, sus costillas se notaban tras su blanca tez y sus muñecas podrían agarrarse perfectamente con dos dedos. Llevaba un gracioso top negro que cubría su pecho casi plano y un pareo cortito a conjunto (¿De dónde habían sacado los bañadores?)
Me pasó los brazos por el cuello y me miró con su siempre apagada sonrisa y su mirada profunda sin fin.
-¿Te encuentras bien ya? -Susurró con un tono agradable y tranquilo.
-¡Sí! ¡Muchas gracias! - No pude evitar abrazarla. Ella me correspondió calidamente-  ¿Qué hacéis aquí? ¿Dónde están los enemigos? ¿Qué ha ocurrido con ellos al final? en realidad... tengo MUCHAS preguntas.
-Tú sigue con tu sonrisa Ayome -Me contestó mirándome tiernamente- Kurogane nos va a contar algo a todos.
Aaaaw que tipa mas mona , dios. Me encantaría conocerla, porque a pesar de parecer una simple chica tranquila y adorable estoy seguro de que era realmente inteligente.
-¡Vamos, ven conmigo! -Me agarró de la mano y se sentó bajo la sombrilla donde estaba invitándome a sentarme con ella. Lo hice y vi como Kurogane se desprendía cariñosamente de sus chicas y se acercaba a nosotros poniéndose un albornoz blanco que dejaba descubierto su pecho. ¡Era tan atractivo! ¡Le tenía incluso envidia, jo!
-Oh, mis queridos discípulos - ¿E-eh? ¿Se refería a nosotros? - ¡acercaos a vuestro Dios! 
-Psss.. flipado -Pude oír a Damar mientras salía de la piscina.
El resto se acercó y nos sentamos todos en círculo a escuchar a Kurogane.
-Creo que debemos hablar sobre todo esto mas en profundidad, supongo que tendréis preguntas después de la pelea de antes, ¿no? MUAJAJA ¡Pues aquí está vuestro salvador! -Se apartó el pelo hacia atrás salpicándonos agua a todos.
- ¿A qué vino esa extraña pelea? ¿Por qué ellos no sabían los planes de Getsu con antelación? -Pregunté decidido y feliz de poder estar allí con ellos.
-Bueno, yo solo pretendía que os defendierais del ataque de Getsu, pero él puso unas extrañas normas de matar a trece personas para que sus chicos consiguieran una victoria. Es absurdo, no creo necesario hacer de unos adolescentes unos asesinos solo por conseguir robar la magia de otros egoistamente, valdría con atacar hasta que se rindieran sin hacer demasiado daño o algo asi,  pero bueno, son sus normas. Nosotros solo nos encargamos de defender, no de matar ¡ nunca ! de matar ¿de acuerdo? 
Y bueno, a tu segunda pregunta. Parece que Getsu quería lavarles el cerebro hasta el punto de que no recordaran nada de mi y le vieran como su máximo Dios y debieran obedecer sus ordenes, pero la magia que obtuvo (no se de donde) solo le dio para engañarles y hacerles creer que el que quiere robar la magia de su mundo soy yo y no pararé hasta ser destruido.
-¿Y cuándo acabará esto?-Preguntó Damar con desinterés- No se vosotros, pero yo quiero volver a  mi casa a echarme unas plays y descargar porno, joder.
Kurogane le señaló con el dedo y le hizo flotar y caer en la piscina. Mientras Damar gritaba desde esta, Kuro nos siguió hablando.
-Todo esto terminará cuando consigamos hacerles ver que la magia solo se usará para el bien de todos los mundos, que somos lo suficientemente buenos para vencerles y que no permitiremos que se la lleve para hacerse el mas poderoso o las mierdas que pretenda hacer-Kuro estaba ahora realmente serio. Me encanta este tipo, es misterioso y divertido, serio y alegre a la vez.
-Entonces... -Aoi empezó a hablar, cuando la miramos, continuó con la cabeza agachada y ruborizada molesta- Tenemos que aprender a manejar la magia para defendernos y vencerles en las batallas, ¿no? hasta que se rinda...
-Si, de eso se trata mi dulce Aoi.
-¡N-no me llames asi!
-Pues bueno, continuemos juntos, ¿no? es por el bien del universo- Les miré a todos y sonreí.
Saroku asintió y tomó un poco de aire antes de preguntar.
-¿Debemos practicar o es suficiente con saber actuar en el combate?
-Vosotros sabréis que tenéis que hacer en cada momento ¡Por favor! ¡Que sois mis discípulos! -Kurogane se  levantó y bailó - ¡Y yo me vuelvo a la piscina con mis nenas! - se fue bailando y tarareando una canción inexistente.
Observé a Aoi, que miraba el suelo con algo de tristeza y resignación. El resto siguió  a su bola y me acerqué a ella.
-¿Qué te ocurre? ¿Te preocupa algo?
-A ti no te importa. -Dijo girando la cabeza.
-Si no me importara, no te preguntaría, tonta -Le agarré de la barbilla y la hice mirarme. Se ruborizó.
-¡S-suéltame! estoy bien, es solo que aun me cuesta creer todo esto. -Volvió a girar la cabeza.
Me tumbé en el césped a su lado y la miré desde abajo. Qué guapa era...
-Pues créelo, es tan simple como eso.
-¡N-no! ¡Las cosas no son tan fáciles! Joder ¡¿Y nuestra familia?! ¡Nuestros amigos! ¡quiero volver! ¡no quiero seguir aquí con el miedo de poder morir pronto! 
-Pues... abandona Aoi.
Me miró.
-¿Qué?
-Aun puedes abandonar.
-Pero... - Miró al cielo un momento, luego volvió a mirarme. - No puedo, morirá mucha gente si lo hago.
Que tierna, a pesar de su fachada dura, era realmente adorable.
-Entonces quédate aquí con nosotros, conmigo. -Me volví a sentar y me acerqué a ella- Déjame conocerte y estar a tu lado...-Me miró con curiosidad.- Por favor.
Aoi sonrió y se echó un mechón de su pelo castaño hacia atrás de la oreja.
-Eres un idiota - Me golpeó (y dolió) en el brazo.
-Lo se, se que lo soy. -Reímos juntos. 
No había sido tan feliz desde hacia mucho tiempo. Su risa era tan... agh no se, tan revitalizante. Me encantaba.
-¿Vamos a pasear por el jardín...?
-¿Qué? -No podía creerme lo que acababa de oír.
-No me hagas repetirlo otra vez, imbécil -Gruñó ruborizada
-¡C-claro! ¡Vamos!- Me levanté de un salto y le tendí la mano. La ignoró y se levantó con brusquedad.
-Eres un crío hiperactivo. 
-Jaja se que te encanta, tonta. 
-No, eso es lo que quieres creer.
Paseamos y llegamos a una enorme fuente preciosa, que Aoi no pudo dejar de mirar. Metió la mano en el agua y la movió haciendo hondas.
-¿Te gusta el agua, Aoi?
-Si... me gusta mucho.
-Oh, perfecto. -Me puse tras ella y la empujé. Calló en la fuente.
-¿¡P-PERO QUÉ HACES IMBÉCIL!? ¡Ahora has mojado la toalla! 
Cierto, Aoi llevaba una toalla para no enseñar su cuerpo en bañador.
-¿Y qué pasa? Wiii -me metí de un salto en la fuente salpicandole.
-¡Eres un idiota! -Dijo entre risas y enfado.
Me tiré sobre ella y la hundí en el agua.
-Eres muy mona, ¿sabes? - Le dije cuando salió a la superficie.
-¡P-pues tú no! y no, no lo soy... 
Seguimos jugueteando durante horas en el agua. 
Calló la madrugada, y las estrellas inundaban el cielo. Aoi y yo estábamos sentados en el borde de la fuente callados. 
-¿Te encuentras mejor? -Le sonreí.
Asintió con la cabeza y me miró.
-Ehm, esto... bueno, que gracias, supongo. -Miró al suelo resignada.
Si, dios, si. Me gustaba, me encantaba. Podría estar eternamente a su lado observándola, observando su precioso pelo largo y sus enormes ojos, su carita siempre enfadada y sus mejillas ruborizadas.
Pero los buenos momentos terminan pronto. 
De repente, oímos un disparo, y otro pasó entre los dos casi rozándonos.
Aoi chilló y se tiró al suelo, yo me giré con rapidez, era de noche y no podía ver poco mas que las luces del interior del palacio.
-¿Quién está ahí? -Dije realmente divertido.
Una  silueta rodeada de luz verde difícil de mirar sin hacer daño a los ojos, se acercó lentamente  a nosotros.
-¡Es hora de la revancha! -Gritó, y alzó una enorme espada. 
El resto de luces aparecieron detrás suya. De nuevo estaban aquí.
-¡ADELANTE! 

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