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martes, 24 de agosto de 2010
-Fic- 13 Muertos. [4]
¡Hola!
Soy un nuevo narrador y voy a ayudar a Yakei de vez en cuando, porque hay partes que él por muy guay que se crea, no ha vivido.
Me llamo Ayome Takewara y tengo dieciséis años. Mi comida preferida son los pasteles y me encanta el manga y las chicas moe ¡Son tan monas!
mis aficiones son... leer manga, tocar el violín y hacer amigos ¡me encanta conocer gente nueva! y si son chicas kawaii o chicos divertidos mejor *_*
¡Oh! os estoy hablando de mi mismo y eso no es lo que venía a contar, aunque ya que estoy os diré como es mi físico -w- así me imagináis mientras leéis esto;
Mi pelo es rubio muy clarito y las puntas son rojas, me gustan los tintes y casi siempre tengo el pelo de distintos colores. Mis ojos son rojos muy oscuros y mi piel blanquita en invierno, en verano suelo ponerme moreno. Soy muy alto (y eso no me gusta T.T) y me gusta vestir con ropa deportiva, pues adoro hacer deporte... ugh, lo siento, ya empiezo a hablar de la historia...
Todo... absolutamente todo estaba destruido. Las casas, los campos e incluso podía verse alguna que otra persona muerta por el suelo. ¡Era horrible!
Desde ese día del terremoto extraño, el cielo era rojo durante las veinticuatro horas del día.
La mayoría de las personas estábamos a salvo gracias a unos tipos extraños que nos encerraron en unas capsulas a simple vista indestructibles. No se sabe quienes son ni por qué llevan antifaces ni ropas tan extrañas... pero no os voy a engañar ¡Todo esto me resultaba divertido!
Aunque todo parecía estar echado a perder, pensaba que algo bueno ocurriría a partir de ahora, que las cosas iban a cambiar. ¡Además! era como una novela de detectives... ¡¡Tenía que investigar eso!!
Las capsulas no eran muy grande y por lo menos estábamos unas cien personas en cada una. A veces parecía que el aire faltaba y todos sentían miedo y no entendían nada de lo que estaba sucediendo.
Observé a cada una de las personas que estaban allí, ninguna parecía entender nada ni conocerse entre ellas.
A mi lado había una chica que miraba con odio a todo el que pasaba por su lado, como culpando a todos los seres humanos de no entender su situación.
Estuve mucho tiempo observándola hasta que decidí acercarme a ella, seguramente necesitaba estar con alguien que pudiera darle puntos de vista sobre lo que pensaba de esa situación ( y yo, que no sentía ningún miedo, era el indicado)
Me acerqué sonriendo hasta la esquina donde estaba sentada ella en el suelo y me senté a su lado.
-¡Hola!
Me miró insegura.
-¿Quién eres tú? -Dijo con un tono muy borde.
-¡Soy Ayome! encantado. Me sentía un poco solo y tenía curiosidad por conocerte -Seguí sonriendole.
-Pues hazte un amigo imaginario tío.
¡Uah! que chica mas borde, pero da igual ¡haré lo que sea por caerle bien!
-Prefiero conocer a gente de verdad. Si llego a un punto desesperado no dudaré en crearme uno.- Reí, aunque ella seguía mirándome con cara de... ¿asco?. Se recogió el pelo con una goma y apoyó la cabeza en la pared.
Realmente era guapa, de un modo u otro no se la veía nada femenina a pesar de tener el pelo largo y los pechos grandes, y sus movimientos y gestos eran bruscos.
Si algo me llamó la atención es que tenía mechas azules en su pelo, eso me encantó. Sus ojos eran muy grandes y perfilados, castaños muy claros al igual que su cabello, pero insisto que a pesar de todo esto, era masculina. Llevaba unos pantalones vaqueros anchos y una camiseta negra.
-Pues... encantada supongo, yo soy Aoi- Me miró de refilón aun apoyada en la pared.
-¿Qué piensas de lo que está pasan....
-¿Por qué no dejas de sonreír?
-¡Oh! siento si te molesta, me cuesta mucho dejar de hacerlo. -No podía evitar decirlo aun sonriendo.
-No tienes motivos para ser feliz, no ahora mismo.
-¿Por qué no?
-Porque estamos en una capsula rodeados de gente que no conocemos y con todo nuestro al rededor destruido ¡Eso te parece motivo de risa! ¿¡Eso te hace feliz?!
La observé. ¿por qué desprendía un aura tan triste?
-No, claro que no. Pero ¿qué consigues pensando asi? ¿Qué consigues viendo lo malo de todo?
-No hay nada bueno, joder, ¿eres un crio?
Sonreí más y me miró con mas odio.
-Te he conocido a ti, eso me hace feliz. También me hace feliz pensar que después de esto ocurrirá algo bueno, y que las cosas van a cambiar. Y que seguiremos juntos.
Su expresión cambió y pareció calmarse un poco, aun asi seguía actuando como una borde. Era adorable.
-Estupideces... -susurró girando la cara.
Sonreí plenamente, ¡creo que conseguí caerle bien de alguna manera u otra!
-¿Qué edad tienes? ¿A qué colegio vas?
- ¿Y a ti qué te importa...?
-¡Quiero conocerte! ¡eres super mona!
Se ruborizó y agachó la cabeza.
-...No, no lo soy. -Me miró- Tengo quince años y no voy a la escuela.
No, no le pregunté el por qué.
-Me alegra haberte conocido.
¡Sonrió! Sonrió intentando parecer que no lo estaba haciendo.
De repente la luz de la capsula se apagó y cundió el pánico por unos segundos hasta que volvió. Aoi agarró mi brazo con fuerza y se hundió en mi hombro. Cuando pude verla, no pude evitar abrazarla.
-Oh dios, pero qué mona. ¿Te has asustado?
Me empujó.
-¡no me abraces idiota! - gritó ruborizada.
No nos percatamos, pero había alguien mas cerca nuestra, de hecho, justo delante. Creo que apareció en los segundos que la luz se apagó y que la percibimos los dos a la vez.
Una chica nos estaba observando de pie con la mirada fija en nuestras manos. Su físico no era humano, algo me decía que no era humana, y dios, esa idea me hacía estremecer y excitarme. Todo estaba empezando.
Aoi la miró curiosa.
La chica era muy muy delgada, extremadamente delgada, con la piel tan blanca como la nieve y llevaba un traje de cuero blanco con detalles y cruces del mismo rosa que su pelo, que le llegaría aproximadamente por el pecho, y también del mismo que sus ojos, enormes y que .... ¡¿no tenían pupila?!
Su mirada estaba totalmente vacía y su sonrisa no transmitía felicidad, no podía ser humana.
-¿Qué quieres tú?-Le preguntó Aoi sin ninguna delicadeza.
La chica dejó de sonreír por un segundo, se concentró en Aoi, y siguió sonriendo.
-Buenas... -El tono de su voz... apenas se percibía.- soy Rin, y no conozco a nadie... siento molestaros.
-¡No pasa nada!- Dios, debía conocer a esa chica. La invité a sentarse con nosotros y le sonreí- Yo soy Ayome, ¡encantado guapa!
Me sonrió.
-¿Y ella...?
-Ella es Aoi, no es muy amigable tranquila.
-¡¿qué dices niñato?! ¡si ni siquiera me conoces!-me golpeó en la cabeza.
-Ouh... -me rasqué el lugar del golpe- Quédate con nosotros si quieres Rin, también acabamos de conocernos, estar solo en este sitio no es divertido. ¡hay que divertirse!
-Si -Afirmó tranquilamente.
-¿Por qué vas vestida tan raro? -preguntó Aoi con desprecio.
- Oh, es mi uniforme de trabajo. -Ahora la voz de Rin se oía mas dulcemente.
Rin y Aoi... en menos de veinte minutos he conocido a dos chicas distintas y muy extrañas.
Aoi es tan tsundere... y Rin en cambio transmite mucha tranquilidad y dulzura.
Se que debería atraerme mas Rin, pero por algún motivo, sentía una necesidad muy fuerte de conocer a Aoi y no separarme de ella.
-Venid conmigo.
Aoi miró a Rin desconfiada.
-¿Contigo? si te acabamos de ver, ¿a dónde quieres ir?
-Hay un sitio seguro lejos de estas capsulas, quiero que vengáis y hablemos allí.
Aoi la miró sorprendida.
-¡No voy a irme con una desconocida a un sitio que no conozco!
-Yo si. - Miré a Rin decidido- vamos.
Me levanté del suelo y le tendí la mano a Aoi para que me acompañara. Me miró muy sorprendida.
-¿Estás loco? ¿O esque os conocéis y estáis tendiéndome alguna trampa extraña? ¡no me hace gracia!
Se levantó con intención de irse a otro sitio alejado de nosotros, pero la agarré.
-No, Aoi, no la conozco. Quiero que vengas conmigo, tengo un buen presentimiento y quiero que lo vivamos juntos.
Aoi se quedó callada y miró a Rin, la cual sonrió. Se separó de mi y agachó la cabeza.
-Bueno, vamos. Pero si veo algo raro me piro. -Se cruzó de brazos y caminó detrás nuestra.
Resumiré un poco.
Salimos de la capsula a escondidas con maniobras extrañas de Rin, y ésta nos llevó cuidadosamente por la ciudad destruida hasta lo que parecía ser... una nave espacial o algo así.
Cuando nos introducimos en ella aparecimos en el futuro. Todo era digital, había pantallas por todas partes e incluso robots con piezas rotas.
Dios mio, pero qué pasada. No me había sentido tan feliz en mucho tiempo.
Quería descubrirlo todo, entenderlo todo, quería saber que era cada una de las cosas que había allí, y qué demonios era Rin, o al menos, de donde había salido y a donde quería llevarnos.
Creo que mi siempre sonrisa hoy era más amplia que nunca, y que eso a Aoi le ponía muy nerviosa.
-¿Dónde coño estamos?- Preguntó Aoi muy histérica.
Rin se paró de repente y se giró hacia nosotros, nos miró dulcemente con sus ojos profundos e inexpresivos.
Estuvo unos minutos sin decir nada, sonriéndonos en silencio.
-Pronto llegaréis a vuestro nuevo hogar.
Aoi tragó saliva y empezaron a temblarle las manos, me miró furiosa.
-¿Nuestro nuevo hogar? - pregunté entusiasmado.
Rin me miró, se giró y siguió caminando. Le seguí junto a Aoi, que solo seguía mis pasos por miedo a volver atrás.
Y no podía creer lo que vi. Rin fijó su mirada en una pared y con su dedo indice hizo un trazo circular delicadamente en esta. Empezó a crearse lo que parecía ser un portal de color rosa muy intenso y una luz muy potente. Dios mio que flipada de todo, no podía mas de la excitación que tenía encima.
Aoi miraba el portal muy MUY sorprendida, temblando y sin poder creer lo que estaba viendo, se escondió detrás mía. ¡Qué mona! ahora mismo estaba siendo taaan moe...
Rin me miró indicando con una sonrisa apagada que le siguiera y se introdució en el portal. Lo pensé por un segundo, agarré la mano de Aoi y me metí de golpe. Todo esto era surrealista pero no podía parar de hacer lo que el momento decidía.
Aparecimos en una habitación que parecía un laboratorio, todo lleno de luces brillantes iguales que las del portal de Rin.
Todo era blanco excepto un sillón negro que contrastaba en medio de la habitación.
Allí, un hombre alto, rubio y con una túnica verde muy muy atractivo estaba tumbado mirándonos.
-Bienvenidos.
Nos dijo que se llamaba Kurogane, y que era el Dios de Light Elements.
Nos contó el por qué de esa destrucción repentina de la tierra y que nos necesitaba,
que sus guardianes fueron secuestrados y engañados por el enemigo y ahora debíamos luchar contra ellos, que eran realmente fuertes, incluso mas de lo que podíamos llegar a ser nosotros.
Nos dio un poder a cada uno, yo tendría el poder del águila de fuego y Aoi el de la sirena de agua. Por lo visto eran un reflejo de los poderes reales, pero con algo especial y diferente a ellos; podríamos adoptar formas animales o de seres mitológicos dueños de estos poderes para asi ganar intensidad.
Rin era una enviada de Light Elements, su poder era el de controlar la mentes y los sentimientos. Podía leer cualquier mente humana y animal, y transmitir sus pensamientos y sentimientos a otras personas. Aun asi para ayudarnos, tendría un pequeñísimo porcentaje del poder de la tierra.
Por algún motivo ni siquiera Aoi parecía tener intención de negarse en esta misión, y a mi me parecía realmente emocionante, además, sentía que podría acercarme muchísimo mas a ella con esto, y eso me hacía muy feliz.
Kurogane era un tío guay, rebosaba alegría y poder por todas partes y parecía seguro de si mismo y capaz de hacer cualquier cosa por la paz y la tranquilidad.
Por otro lado tenía un espíritu joven y pervertido. Era super gracioso y divertido.
-¡Bueno, mis queridos chicos, es hora de que conozcáis al resto de vuestros secuaces!
Kurogane nos llevó con alegría y bailando a una habitación enorme donde estaban dos chicos sentados tomando el té, parecían ser totalmente distintos.
Uno de ellos era rubio , tan claro, que parecía incluso albino. Sus ojos eran celestes casi transparentes y su piel blanquísima. ¡Era como un fantasma, que pasada! además parecía ser realmente tranquilo y serio.Mas tarde me enteraría de que su nombre es Saroku y es un chico totalmente desconocido y misterioso.
El otro chico en cambio, era sarcástico y risueño. Hablaba en ocasiones con tono de superioridad y le parecía absurdo y estúpido todo lo que nos había contado Kurogane. Aceptó la misión como un simple juego de rol sin intención de tomarse nada en serio.
Su nombre era Damar, era alto y algo robusto. Su pelo era liso por los hombros y castaño. Parecía muy masculino y pasota, de esos tipos que solo miran por su bien y no les importa nada mas.
Era todo tan genial... estar rodeado de gente tan distinta y curiosa, y siguiendo las ordenes de un dios tan poderoso y flipante como Kurogane...
waa debía de ser un sueño todo.
Kurogane nos dejó descansar durante unas cuantas horas y dejó que nos conociéramos. Aproveché para comprobar los puntos de vista de cada uno de mis nuevos compañeros, me encanta conocer a la gente.
-Decidme, ¿qué pensáis en realidad de todo esto? - Les pregunté sonriendoles a todos como muestra de confianza (realmente es que apenas nunca puedo dejar de hacerlo)
- Pff lo mismo que vosotros, que nos la están metiendo doblada- Me contestó Damar con seguridad y con una risita de superioridad.
Rin le miró y sonrió dulcemente. Damar frunció el ceño y giró la cara.
-Yo no se que pensar, dios, esto es tan surrealista, posiblemente nos estén...
-No.
La voz de Saroku apenas se escuchó, pero consiguió crear un pequeño silencio antes de continuar hablando con su tono serio y tranquilo.
-No tienen motivos para engañarnos en una situación como esta. Me refiero por supuesto a la gran catástrofe casi inexplicable que se ha creado de repente en la tierra. Si hemos podido comprobar eso y somos testigos de la existencia de otros mundos, pues todos hemos visto la forma tan increíble e irreal por la que hemos viajado en el espacio-tiempo, deberíamos creer esto, ya que es lo único que nos queda, creer que somos al menos útiles para salvar lo poco que queda de nuestra existencia y costosa evolución. Y claro, no nos están obligando a aceptar esto, ni siquiera a creerlo, pero todos sabéis que si os resignáis ya no podréis seguir tranquilos sabiendo una verdad que no habéis querido aceptar y que podría haber avanzado gracias a vosotros.
Rin le miró interesada, Damar desvió la mirada hacia el suelo y se escondió las manos en los bolsillos y Aoi miró a Saroku sorprendida.
Joder, qué tío mas genial, realmente me habría levantado a darle un abrazo de no presentir que no se sentiría a gusto con ese gesto.
Tras decir lo que pensaba cerró unos segundos los ojos y no parecía tener intención de decir nada más.
Durante unos veinte minutos estuvimos sin decir nada, pensando. Cuando de repente sonó una sirena y empezamos a oír gritos.
-¿¡Qué coño sucede ahora?! -Aoi se levantó bruscamente.
-Tranquilos, chicos, tranquilos, solo es la sirena de ataque. -Dijo Rin con tono tranquilo sin ni siquiera moverse.
-Tía, y eso debería tranquilizarnos? -Damar sonrió irónicamente.
-¿Qué debemos hacer?-Grité yo entusiasmado.
-Callarnos. -Nuevamente, Saroku nos dejó sin nada mas que decir.
Kurogane entró abriendo la puerta con fuerza y me sonrió;
-Ayome, es hora de atacar.
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Nya!! Cada vez esta mas interesante!! Los personajes masculinos son todos taaaan moe!! XD
ResponderEliminarSigue haciendo mas historias Nami-chan!!!